miércoles, noviembre 01, 2006

responsabilidad de las/os educadoras/es

"¿Qué representamos? ¿A quién representamos? ¿sómos responsables? ¿Para qué y ante quién? Si hay una responsabilidad universitaria, comienza, al menos, en el momento en que se impone la necesidad de escuchar estas preguntas, hacerlas nuestras y responder. Este imperativo para responder es la forma inicial y el requisito mínimo de la responsabilidad.
Jacques Derrida. "Mochlos; or the conflict of the Faculties"
Las últimas décadas han sido una época de crisis general en la vida universitaria. Las cuestiones relativas al sentido y la finalidad de la educación superior, la naturaleza cambiante de lo que se entienda por saber en una sociedad multicultural, las crecientes discrepancias entre el mal remunerado profesorado adjunto y los ayudantes graduados, la creciente orientación de la universidad hacia la preparación profesional -con su interés por el aprendizaje de las destrezas de carácter empresarial-, las luchas por la discriminación positiva y la intensificación de los conflictos relativos al lugar de la política en la enseñanza han exacerbado las tensiones tradicionales dentro de la comunidad universitaria y entre la universidad y la sociedad. Como indica la cita anterior, Jacques Derrida, el filósofo francés, plantea oportunamente unas preguntas fundamentales, no sólo para los profesores universitarios, sino para todos los educadores y padres. En respuesta a la actual crisis de la universidad, he tratado de considerar los vínculos fundamentales entre el saber y el poder, las prácticas de enseñanza y sus efectos, la autoridad y la responsabilidad cívica. He señalado en otro lugar que la cuestión sobre lo que enseñan los educadores es inseparable de lo que significa invertir en la vida pública, situarse uno mismo y a los estudiantes que están a nuestro cargo en un diálogo público. En este razonamiento, está implícito el supuesto de que las responsabilidades de los educadores no pueden separarse de las consecuencias del saber que producen, las relaciones sociales que justifican y las ideologías que divulgan. En el mejor de los casos, el trabajo educativo responde a las preguntas y cuestiones suscitadas por las tensiones y contradicciones de la vida pública y los intentos de comprender e intervenir en problemas específicos que emanan de los contextos materiales de la existencia cotidiana.
extracto de "La inocencia robada. Juventud, multinacionales y política cultural". Henry Giroux.


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